La ausencia de aislamiento reflectivo es uno de los motivos que impulsa la pérdida de calor y de energía en muchas viviendas de España. La falta de inclusión de estos materiales en techos y paredes reduce el nivel de confort térmico en muchos edificios.
Un buen modo de evitar ese derroche energético y de consumo es mediante la introducción de aislamiento reflectivo en techos y paredes. Estos materiales impiden la salida o entrada de los flujos de calor y frío durante todo el año.
¿Para qué sirve el aislamiento reflectivo?
Un aislante térmico reflectivo es un producto compuesto por numerosas láminas de aluminio puro en sus caras externas y fibra de poliéster, espuma de polietileno o burbujas de este mismo material en su cara interna
Este aislante se instala en el interior y el exterior de los edificios y actúa como elemento de resistencia térmica frente a los cambios de temperatura. Su utilización incrementa la capacidad aislante de la vivienda.
Ventajas del aislante térmico
Más allá de ofrecer un ahorro de energía y en el consumo, el beneficio fundamental de este material es que con él se logra una temperatura agradable en la vivienda tanto en invierno como en verano.
A esto se suma que es fácil de instalar y transportar, ocupa poco espacio y no resta superficie habitable, tiene una elevada resistencia térmica, reduce de manera importante la humedad y la condensación, es muy duradero y antialérgico.
El aislante térmico reflectivo es un material reciclable al 100%, en su producción se generan pocas emisiones contaminantes y se adapta a cualquier sistema constructivo. Su utilización es también frecuente como aislante acústico.
Por su capacidad de manipulación, su ligereza y su facilidad de instalación, este material es cada vez más popular en nuevas construcciones y en obras de rehabilitación. Su uso implica un ahorro en la factura eléctrica y contribuye a la salud del planeta.