Los locales de ocio musical son, en términos globales, los que más quejas reciben por el exceso de ruido. A ellos se suman en ocasiones los restaurantes cuando tienen mucho aforo o algunas congregaciones religiosas.
La normativa referente a este tema obliga a tomar medidas para aislar acústicamente locales ruidosos. Hoy os mostramos cómo hacerlo de forma eficiente y por qué es necesario esta práctica.
Acondicionamiento acústico frente a aislamiento
Antes de introducirnos en el tema es importante diferenciar entre aislamiento y acondicionamiento acústico. El acondicionamiento es la técnica que consiste en evitar que el sonido generado en el interior rebote en los límites de la estancia y genere malestar acústico entre los presentes. De este modo, acondicionar acústicamente un local es dotar de infraestructuras suficientes para que las ondas sonoras sean absorbidas.
¿Cómo llevar a cabo un buen proceso de aislamiento?
La fórmula para aislar acústicamente locales ruidosos consiste en introducir materiales que no permitan que el ruido que se genera en una sala acabe llegando a espacios exteriores, al igual que tampoco deben hacerlo las vibraciones.
Existen muchos materiales capaces de generar este efecto, como por ejemplo las fibras de algodón o de vidrio. Las planchas de cartón-yeso y la lana de roca son otras dos opciones correctas para generar cámaras de aislamiento. En cualquier caso, el material que se instale debe ser ignífugo, para proteger la estructura ante posibles incendios y evitar su avance.
¿Cuál es el mejor modo de aislar un local ruidoso?
Una vía interesante para conocer cuáles son las necesidades de aislamiento acústico de una sala es elaborar un mapa de ruido, que consiste básicamente en tomar medidas de ruido en diferentes puntos del interior y el exterior.
Así obtenemos un escenario concreto que nos indica dónde hay que reforzar el aislamiento y qué cantidad de material se necesita. El mapa de ruido es también válido para crear división de zonas, pues pueden existir varios ambientes dentro del mismo local.
Otro punto a estudiar es el tamaño de la sala, pues así se determina con mayor precisión la cantidad de aislamiento a incluir. Una fórmula que funciona es conocer el volumen de la sala en metros cúbicos y calcular el tres por ciento. Esa será la medida estándar de aislamiento.
No obstante, cada caso es único y la mejor opción siempre es ponerse en manos de profesionales que conozcan cuál es la mejor estrategia para adaptar este aislamiento a la normativa actual.